Por: Euribiades García Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, reza el viejo y conocido refrán. Ya prácticamente no hay año en que no tengamos que lamentar los desastres naturales en alguna parte de nuestro territorio ocasionados, en su mayoría, por el desequilibrio y trastorno ecológico, pero no por la humanidad entera ni como costo del progreso, como muchas veces se nos quiere hacer creer, sino por la desmedida sed de ganancia a toda costa, del medio